En Lamentaciones 2:19, el Espíritu de Dios nos hace una poderosa y transformadora invitación;
“levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor”.
Tu alma es como un contenedor y tiene muchas cosas dentro de ella, la mayoría de las personas se quieren relacionar con Dios sólo desde la superficie de ese contenedor, por lo tanto su relación con Dios es muy superficial.
Hace unos años atrás vivíamos en un apartamento pequeño y el clóset que me tocó comenzó a acumular cosas, ropa, libros y cosas personales; ¡llegó el momento que ese clóset estaba tan saturado que ya no podía ni abrir la puerta porque todo se vendría abajo!
Entendí que el alma (mente, voluntad y emociones) de muchas personas es así como ese clóset, repleto de cosas, un alma repleta de escombros espirituales, situaciones emocionales del pasado, preocupaciones del presente, incertidumbre del futuro, tantas cosas que se han acumulado en el alma durante los años.
Cuándo nos damos cuenta que nuestra alma está en esa situación, llena y repleta de todas esas cosas que la agobian, lo que tenemos que hacer es abrir la puerta de nuestro corazón y dejar que todo salga, y todo lo que está en él se derrame totalmente delante del Señor, como nos dijo en la escritura de lamentaciones 2:19.
Todos tenemos necesidad de hacer eso, no sólo debemos presentarle a nuestro padre Dios nuestro lado espiritual, esa parte de nuestro ser que está en Cristo Jesús justificado y limpio con su Sangre; tenemos que ver y admitir que nuestra alma (mente, voluntad y emociones) todavía tiene problemas con actitudes erróneas, motivos egoístas y contrarios al amor de Dios, pensamientos negativos y vanas imaginaciones, temores, dudas e incredulidad, y pedirle al Señor que por su Espíritu y su Palabra todo eso se limpie.
¿Sabías que podemos mantener a Dios fuera de ciertas áreas de nuestra vida al rehusar exponérselas a Él?
Es posible cerrar la puerta de nuestra alma al no comunicarnos con Él honestamente acerca de todas esas cosas acumuladas en el alma. Dios respeta nuestro libre albedrío, pero Él anhela darle descanso a una alma cargada, trabajada y cansada. "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar." Mateo 11:28.
Derramar nuestra alma delante de nuestro Dios, es como limpiar ese clóset saturado y lleno de cosas. Hay cosas que solamente se tienen que confesar delante de Él, ponerlas bajo la Sangre de Jesús, y deshacernos de ellas para siempre.
Hay otras cosas, como las preocupaciones, las cargas, las ansiedades y el afán que solamente se las tenemos que dar a Dios en Fe, y hay otras cosas que solamente se necesitan ser habladas con el Señor, discutirlas con Él, y volverlas a poner en nuestro corazón en una manera ordenada.
Cuando Derrames tu corazón y tu alma delante de Dios ora en otras lenguas, es el Espiritu Santo moviéndose en ti. Sigue orando hasta que obtengas la paz de Dios que pasa todo entendimiento, hasta que sepas que tu alma (el clóset) ha quedado limpio y ordenado.
Si tu clóset espiritual no ha sido limpiado por un tiempo, se tomará más de una oración para limpiar todo, y eso está bien. Aparta un tiempo todos los días, y sigue viniendo al Señor, para que con la ayuda del Espíritu Santo, el trabajo se haga.
Mantén tu alma (mente, voluntad y emociones) limpia, comunicándote siempre con el Señor honestamente y abiertamente, y siempre desde tu corazón.
Julio E. Hernández ~
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